lunes, 29 de agosto de 2016

Leng Audiovisual
Fragmentos de una niñez
Recuerdo una tarde de primavera en la cual me disponía a volver del colegio. En la cual me doy cuenta de que mi padre y mi hermano estaban corriendo y haciendo un escándalo en la plaza, la cual estaba al frente del departamento, la cosa es ¿por qué estaban con una toalla tirándola por los aires? Al principio como un niño algo inocente, me dispuse a meter la mano y querer involucrarme, pues claro, era bastante “pelusa”. Cuando llegó me dio cuenta que mi papá y mi hermano intentaban atrapar a un canario que andaba dando vueltas por el barrio, aunque parecía en el papel algo difícil o más bien imposible, no pasan ni cinco minutos y mi papá lanza la toalla ganadora y atrapa en pleno vuelo al canario, generando una euforia y felicidad espontánea por haber logrado lo imposible, habíamos tocado el cielo.
Luego de la tarde tan exitosa, dispusimos a darle hogar alojo al amarillo personaje, en un principio fue complicado encontrar una jaula, el internet en ese tiempo no era muy masivo y estando en Iquique volvía la tarea muy difícil. Pero lo bueno de vivir en un barrio tan clásico como “el morro”, es que gran parte de los vecinos tiene alrededor de 100 años, por lo que nos llegó una jaula más vieja que el combate naval. En fin, tenía un canario que vivía en una jaula la cual nunca cumplió su función. Fortunato se llamó ya que al tener una jaula tan grande, este canario se arrancaba prácticamente todos los días, no había semana que no se escapara y nos parara el corazón, ya que esa constante de arrancarse y siempre volver, género un gran amor por el simpático pajarito. Luego de muchos años con el compadre Fortunato, una tarde, como se esperaba luego de sus tantas vueltas a la manzana, Fortunato no volvió más, aunque fue triste, pero a la vez me dio felicidad, ya que su alma siempre fue libre y aunque vivía en una jaula, siempre se las arregló para salir y disfrutar del mundo. Algo que todos en la capital hacen pero no pueden concretar como Fortunato, poder volar y disfrutar de la inmensa libertad.

Paulo Zepeda.